El cuerpo de bomberos de Vizcaya se acercó el miércoles 4 de enero a Romo para mostrar a la gente su forma de trabajar e informar sobre sus quehaceres diarios.
La plaza Santa Eugenia fue más concurrida durante la mañana dado este valor añadido: dos camiones rojos con puertas abiertas al público.
Tanto bomberos como jefes estaban allí para atender a todo aquel que quisiera acercarse y para desplegar su material con el fin de darlo a conocer y a probar.
Los protagonistas de este evento fueron sin duda los niños, aunque también tuvieron presencia destacada los medios de comunicación, omnipresentes en todo acto. Ambos tuvieron la oportunidad de conocer el trabajo de los bomberos y, sobre todo los más pequeños, de participar en las actividades y ser por un día un auténtico bombero. Se subieron al camión, lo arrancaron, hablaron para toda la plaza por el megáfono, se probaron la indumentaria específica y hasta aprendieron a utilizar la manguera para apagar un incendio.
Los bomberos se mostraron encantados de dar a conocer los secretos de su profesión a esos niños entusiasmados con su trabajo y esperanzados de poder llegar a ser un día como ellos. Una jornada ilustrativa que no ayudó sólo a reforzar la imagen del cuerpo de bomberos de Vizcaya sino que ofreció buenos momentos a niños y familiares y también a trabajadores.
Todo aquel que pasaba por la Plaza Santa Eugenia de Romo se paraba a echar un vistazo y, los más atrevidos, se quedaban un rato para informarse y participar en las actividades que ofrecían.
Se colocaron dos camiones pertenecientes al cuerpo de bomberos de Vizcaya, cada uno con funciones y equipamientos distintos.
Los bomberos llegaron a las 11 de la mañana a Romo para comenzar a desplegar su material y preparar la zona.
Conectaron una de sus mangueras a una salida de agua de la calle para que los niños pudieran aprender a manejarla y se divirtieran.
Tanto los bomberos como sus jefes enseñaron a los niños cómo se abre y utiliza una manguera a la hora de apagar un fuego. Los niños, esperando ansiosos a que les llegara el turno, aprovecharon su momento, atendiendo las indicaciones e instrucciones que les daban.
Enseñaron a los más pequeños a ajustar la cantidad de agua saliente de la manguera, ésta dependiendo de la intensidad del fuego. Es preciso rotar el mango y además sostener la manilla que tiene la manguera.
Los niños que se acercaban a los camiones tuvieron también la oportunidad de subirse al volante y hasta de hablar por la megafonía. “Atención, atención. ¡Hola! De mayor quiero ser bombero”, gritó Bingen para toda la plaza, sintiéndose como un auténtico protagonista y confesando más tarde su debilidad por esos camiones tan grandes y bien equipados.
Los niños escucharon atentamente a los bomberos que les explicaron la función de cada camión –uno para salidas de accidentes y otro exclusivo para incendios. Les contaron para qué servía cada herramienta y utensilio de cada uno de los camiones y cuáles eran sus quehaceres diarios.
Pero los bomberos no sólo atendieron a los niños sino también a los medios de comunicación, explicándoles tanto su función como la de los dos camiones, los utensilios y aparatos dentro de estos, y comentando las últimas salidas e intervenciones que han realizado.
El camión de incendios está equipado con botellas de aire comprimido, motosierras, extintores, y con más de 40 mangueras de diferentes longitudes, conectadas a la bomba del vehículo que contiene todo el agua y que dispone de varias salidas de tamaños distintos para emplear en cada caso la más apropiada.
Los bomberos pueden ser bomberos o conductores, por ello todos deben estar capacitados para conducir el camión. Cuando hay una salida, el conductor debe poner en marcha los dispositivos necesarios para cada incidente y situación: sirenas, luces, megafonía, radio…Y dispone de un gps integrado en la parte delantera para que se llegue lo más rápido y eficazmente posible al lugar del accidente.
Detrás de los asientos del conductor y copiloto del camión, se encuentran los asientos donde van sentados el resto de bomberos, equipados con equipos respiratorios que estos se van colocando por el camino. Las botas de intervención, un casco, una botella de aire comprimido y una máscara para aislar el humo.
Cuando llegan al lugar del incendio, se organizan para que todo el material sea colocado correctamente de la forma más rápida y eficaz posible. Saben que su profesión es difícil y arriesgada en ciertas ocasiones pero se centran únicamente en su responsabilidad y profesionalidad y, más tarde, se enorgullecen de su actuación en equipo.
Y es que uno de los valores más importantes de la profesión -algo que trataron de transmitir a los niños en todo momento- es el trabajo en equipo. Cada uno tiene una función y para lograr un resultado satisfactorio es imprescindible la colaboración y la ayuda de unos a otros. La compenetración es la clave del éxito.
Y es que uno de los valores más importantes de la profesión -algo que trataron de transmitir a los niños en todo momento- es el trabajo en equipo. Cada uno tiene una función y para lograr un resultado satisfactorio es imprescindible la colaboración y la ayuda de unos a otros. La compenetración es la clave del éxito.
Los niños que participaron en esta jornada quedaron entusiasmados y volvieron a sus casas con emoción, soñando con ser bomberos y recordando esa mañana de Navidad. Y los trabajadores regresaron a la base, satisfechos de su labor y de haber compartido tan buenos momentos con los pequeños.